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Foto del escritorMonse Sepulveda

3 pasos para la edición de un manuscrito

Ningún libro que es publicado por una editorial es igual a su manuscrito original. Todos pasan por un proceso de edición en el cual la editorial hace ajustes que considera mejorarán las oportunidades del libro de llegar a ser éxito. Este proceso puede ser intimidante y generar miedo de perder control de manuscrito o que la historia cambie. La verdad es que no es necesario preocuparse tanto pero sí un poquito. Aquí te comparto 3 pasos del proceso de edición, junto con detalles de cómo fue esta etapa para mi libro ¡Hasta mi mamá!.


1. Mantén un balance entre confiar y resguardar:


Al enviar el manuscrito para su publicación, es importante reconocer de un comienzo el hecho que la editorial si o si querrá modificar el manuscrito. Algunas, querrán modificar sólo aspectos de formato o algunos detalles mínimos; en otros casos, los cambios serán significativos, llegando incluso a cambiar aspectos importantes de la trama o personajes. La clave es lograr un balance entre abrirse a recibir sugerencias de quienes tienen gran experiencia en el mundo literario y cuyas ideas pueden lograr que el libro se transforme en un bestseller, y resguardar aquellos elementos del libro que tu tienes confianza que deben quedar y lo cuales le dan un valor agregado. Así, lograrás que el libro que sea publicado sea el mejor posible.


En el caso de mi libro, conversé con 3 editoriales que tenían interés en publicar el libro. A cada una, le pregunté qué cambios le querían hacer al manuscrito y esa visión formó parte de lo que me ayudó a decidir con quién publicar. Por ejemplo, mi libro contiene 20 relatos reales de mujeres que comparten sus experiencias con diferentes formas de violencia de género. Una de las editoriales quería incorporar un análisis académico al final de cada relato para dar una explicación teórica. Si bien es una idea que ha funcionado super bien en otros libros, considero que un aspecto importante de mi libro es dejar que las mujeres hablen por sí solas y que quien lea el libro saque sus propias conclusiones. Haber incluído intervenciones mías habría deshecho la intimidad de los relatos y creado un texto muy distinto del que yo buscaba que fuera. Por eso, desistí de publicar con esa editorial.


La editorial con la que si publicaré, Libros del Amanecer, también propuso varios cambios. Por ejemplo, al comienzo del libro, yo explico cómo se originó el libro y cómo lo llevé a cabo. Este texto era bastante extenso y lo había incluído como una introducción. La editorial me propuso acortar el texto e incluirlo como un prólogo para así dar foco completamente a los relatos. Al verlo hoy en este formato me parece que fue una excelente idea.


El balance de confiar tu libro a un equipo de personas expertas y confiar en tu instinto es difícil. Una autora que conocí me dió un consejo que me ayudó mucho a decidir. Ella me dijo que cada vez que me sintiera reacia a cambiar, me preguntara: ¿modifica esto el mensaje clave que quiero comunicar? Si la respuesta es “si” entonces quizás valga la pena pensar bien si dar ese paso. Si la respuesta es “no”, tal vez estás ante una idea que mejora tu libro, a la vez que mantiene su esencia.


Al firmar contrato con una editorial, estos son temas que se pueden conversar y negociar. Yo pedí dos cosas: que no eliminaran ninguna mención a violencia sexual y que el libro debía publicarse con el relato del aborto clandestino. Incluir todos estos relatos permite reflejar la verdadera magnitud del problema de la violencia sexual y el impacto que tiene la falta de la garantía plena de los derechos sexuales y reproductivos. A cambio, confié en los cambios que Libros del Amanecer quiso hacer, trabajando en conjunto paso a paso.


2. Trabajar en conjunto con el editor o editora


Cuando sea el momento correcto, la editorial asignará a una persona para que trabaje contigo en la edición del manuscrito. Esta será la persona que revisará detalladamente el texto, haciendo sugerencias de cambios a la estructura, el contenido, la redacción, la gramática, etc. Con esta persona, tendrás la posibilidad de afinar tu texto como nunca antes, llegando a un nivel de detalle que permitirá a quienes lean el libro tener la mejor experiencia posible.


En mi caso, tuve el enorme privilegio de trabajar con Sofía Miranda, editora, periodista, autora, traductora… ¡Sofía es seca! Con ella, pasamos por 3 revisiones. Primero, Sofía sugirió cambios para que el paso de las entrevistas al papel funcionara bien. A veces, el lenguaje hablado no se transmite bien al lenguaje escrito así que ahí hicimos bastantes cambios. Luego, revisamos chilenismos, de los cuales el libro tiene bastantes. Y en la última versión, nos fijamos que todo haya quedado bien considerando los cambios que se hicieron.


Un ejemplo de cómo manejamos estos cambios es el uso de palabras chilenas. La idea era crear un libro que tuviera una identidad claramente chilena pero que personas de cualquier país pudieran entender y disfrutar. Por eso, revisamos los chilenismos para decidir cuáles dejar y cuáles modificar. Por ejemplo, cuando alguien dice “esa hueá se rompió”, ese uso de la palabra “hueá” no necesariamente suma al relato. En cambio, cuando una persona dice “esa hueá me hizo daño” para referirse al haber vivido violencia sexual, el uso de la palabra “hueá” demuestra dolor, rabia y un deseo de no nombrar lo ocurrido. La primera la podíamos cambiar a “esa cosa se rompió” pero la segunda debíamos mantenerla tal cual, para preservar la intención y chilenidad del relato.


Lo importante al trabajar a este nivel de detalle es trabajar en conjunto con quien edite el manuscrito. Cuando una sugerencia parece no funcionar bien, explicar por qué y, de ser posible, ofrecer una alternativa. Así, se combinan las fuerzas de la persona que más sabe del libro–el autor o autora–, y una persona experta en literatura, para producir la mejor versión posible del libro.


3. De ser posible, haz una revisión ortotipográfica:


Un aspecto vital para lograr que un libro que se pueda leer bien son las corrección de estilo y ortotipográfica. La de estilo consiste en revisar cosas como las muletillas, imprecisiones en el uso de palabras, los tiempos verbales y que mantenga consistencia en el tipo de lenguaje, etc. Las correcciones ortotipográficas abordan errores ortográficos, de puntuación y tipografía, ajustando todo a un mismo estándar. Estas correcciones las puede realizar la persona designada por la editorial o como proceso independiente antes de siquiera enviar el manuscrito a las editoriales.


En mi caso, contraté a una editora, Andrea Uribe, quien hizo las correcciones ortotipográficas antes del envío del manuscrito. El trabajo de Andrea fue muy minucioso y extremadamente enriquecedor. Ella logró mejorar sustancialmente el manuscrito, abordando no sólo temas ortotipográficos sino que además hizo sugerencias de estructura y contenido. Esto conllevó un gasto extra a la publicación del libro pero, para quienes sea posible, considero que aumentó bastante la posibilidad de llegar a publicar el libro.


Al final de estos 3 pasos, el manuscrito habrá cambiado pero, al lograr un balance entre resguardar la esencia del texto y abrirse a la posibilidad de que otras personas te ayuden a fortalecerlo, el libro que finalmente llegue a las librerías será la mejor versión posible. Lo intrigante es preguntarte cuando vayas la próxima vez a una librería… ¿Cómo habrá sido el manuscrito original de tu libro favorito?


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